Según Galileo (y con él muchos otros), conseguir que la psicología sea una ciencia es “una empresa imposible”. En este momento histórico, el carácter científico de la psicología es puesto en duda, fundamentalmente por los incesantes avances que obtienen la física y la química, al amparo de los prestigiosos métodos experimentales. A los psicólogos se les cuestiona, por ejemplo, la imposibilidad de llevar a cabo mediciones de los sucesos mentales que pretenden estudiar.
Será Ernest Weber (1795-1878) el primero en lograr este cometido. Con la ayuda de un instrumento semejante a un compás intenta conocer cuál es la separación mínima que la conciencia puede percibir entre dos puntos aplicados sobra la piel. Esa es la manera que Weber encuetra de “medir objetivamente” la conciencia.
La distancia mínima que una persona distingue entre dos puntos en su propio cuerpo se encuentra en la lengua (1mm). En cambio, la distancia máxima se encuentra en la mitad de la espalda (60 cm).
Weber investiga también acerca de la magnitud que debe incrementarse el peso de una sustancia para que el sujeto note diferencias. Son distintas formas de demostrar variaciones en la conciencia, relacionadas con variaciones en el mundo físico. Postula así la “Ley de Weber” (la primera ley cuantitativa de la historia de la psicología), que establece una relación sistemática entre mente y cuerpo.
Bur, Ricardo. (2007) Psicología para principiantes. Buenos Aires: Era naciente
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