Una antigua leyenda griega cuenta que Palas Ateneas había nacido de la cabeza de Zeus, entendiendo sabiduría e inteligencia derivados de la cabeza de un dios; y en la Edad Media se practicaba la trepanación. Estas son las primeras evidencias encontradas de la relación entre conducta y sistema nervioso.
Se sabía empíricamente que dentro del cráneo se encontraba un órgano deferente a los demás, aislados de los otros. Los primeros estudios anatómicos del cerebro realizados por Nemesio en el siglo IV a.C. lo llevaron apoyar la Hipótesis Ventricular, afirmando que el cerebro estaba compuesto de tres cavidades, en cada una de las cuales se localizaba una función general, tratando de explicar el funcionamiento del cerebro, origen a las funciones intelectuales. Las cavidades eran la Cellula phantastica, de percepción o de imaginación; Cellula logsitica; como receptáculo de la facultad de pensar; y la Cellula memoralis, de la memoria. Esta hipótesis fue defendida por Da Vinci en el siglo XV, siendo motivo de una de sus ilustraciones más famosas (por ejemplo, figura 1), describiendo al cerebro como un sistema que funcionaba mecanísticamente.
En 1686, Descartes describió un modelo similar al de la hipótesis ventricular, funcionando hidráulicamente, siguiendo la línea del funcionamiento mecánico, donde la glándula pineal era el nexo entre las funciones psíquicas y el cerebro, donde residía el alma.
Durante estos siglos predominaba una concepción “localizacionista” de las funciones psíquicas en el cerebro. Siguiendo esta línea, Gall y Spurzheim en 1825 plantearon un enfoque frenológico, extremando aún más esta noción, basado en que las funciones mentales residen en zonas específicas de la corteza cerebral y entendiendo la corteza cerebral como un conjunto de al menos 35 seudo-órganos separados, cada uno correlacionado con la forma característica craneana, a partir de las cuales se podría describir características psicológicas de los individuos.
Como contraparte de esta teoría localizacionista, se encontraba el holismo funcional o equipotencialidad, corriente que se basaba en que el cerebro aporta globalmente a una función evidenciable como conducta. Uno de los precursores de esta teoría fue J.M. Flourens a mediados del siglo XIX, con los primeros experimentos de lesiones corticales animales, concluyendo una equivalencia funcional hemisférica, distribuida homogéneamente.
Del legado de Gall nación la neuropsicología moderna con Paul Broca, quien con el caso de Tan-Tan (1861) plantea la primera evidencia empírica de un disfunción cognitiva (lenguaje) en un área específica. Luego, Wernicke describe en 1874 otro caso de un área correlacionada con la comprensión del lenguaje.
Paralelamente, se avanzaba en la neuroanatomía. Los estudios de Camilo Golgi permitieron el acceso a un nuevo nivel de estudio del sistema nervioso, se favoreció el estudio de las neuronas como unidad básica del cerebro. A su vez, estas técnicas fueron aplicadas por Santiago Ramón y Cajal en estudios sistemáticos de la citoarquitectura del sistema nervioso. Con sus hallazgos se apoyó al localizacionismo, pero agregando la noción de organización cerebral y la interdependencia de las vías neurales, las cuales no se organizaban en retículos sino que eran vías formadas por células nerviosas independientes.
Discrepante con las teorías localizacionistas y de equipotencialidad, Pavlov planteó al cerebro como un centre analizador sin límites determinados y con una integración distribuida, al cual llegan, las vías sensoriales.
Kaulino, A. y Stecher, A. (2008) Cartografía de la psicología contemporánea. Santiago: LOM. Neurociencias: reconciderando los dominios de la psicología. Agustín Ibañez Barassi, Francisco Ceric Garrido, Vladimir López Hernández, Nerea Aldunate Ruff.
Muchas gracias!! me ayudo para mi prueba de procesos neuropsicológicos
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