100 billones de conexiones son las que forman las neuronas en el cerebro.
El cerebro humano es una inmensa maraña de prolongaciones de células, por eso, hasta ahora, tener un mapa detallado de los contactos o sinapsis entre las neuronas era un reto inabordable. Pero los científicos parecen dispuestos a conquistar una de las últimas fronteras de la biomedicina: el conectoma humano, el objetivo de la iniciativa es conocer con detalle todo el sistema de circuitos del cerebro y sus sinapsis. El reto del conectoma es posible porque ahora los científicos disponen de microscopios y otras nuevas herramientas para acometer el proyecto.
La carrera del conectoma empezó oficialmente el 14 de Julio pasado (2009) por el Departamento de Salud de E.E.U.U. El objetivo de este programa es utilizar las nuevas tecnologías de neuroimágen para elaborar un mapa de los circuitos del cerebro humano sano. Los científicos ya están definiendo las líneas maestras de sus investigaciones.
Pero al margen de este programa, en los últimos años han empezado a tomar cuerpo otros proyectos internacionales que apuntan en la misma dirección, como el denominado Blue Brain (Cerebro Azul), un trabajo definido en 2008 a escala mundial (2005 fue el año en que se dio inicio a la iniciativa Blue Brain, la cual es liderada por la Escuela Politécnica Laussane, en Suiza) para estudiar la estructura neuroanatómica y funcional del cerebro de los mamíferos y poder hacer simulaciones en ordenador que ayuden a entender cómo funciona tanto el cerebro sano como el enfermo. La idea es que en este proyecto se vallan incorporando centros de investigación de todo el mundo para trabajar como un único laboratorio multidisciplinario.
Para empezar a hacer hipótesis bien fundadas sobre su (el cerebro) funcionamiento normal y sobre las alteraciones que puede haber en los circuitos cuando aparece una enfermedad, los investigadores necesitan visualizar los circuitos neuronales. La depresión, la epilepsia, el Alzheimer y tantas otras enfermedades presentan alteraciones en los circuitos que son desconocidas. Y es necesario visualizar esos circuitos para avanzar.
Uno de los primeros pasos que hay que dar es conocer la estructura de una columna neuronal, considerada como la unidad estructural y funcional básica del cerebro. Pero nadie ha reconstruido una columna en su totalidad, saber exactamente cuántas y qué tipos de neuronas tiene, sus sinapsis, sus vasos sanguíneos y demás elementos. La iniciativa Cajal Blue Brain, se encargará, entre otras cosas, de estudiar la organización anatómica y funcional de una columna cortical de rata. El fin es conocer este bosque de unos 8.000 a 10.000 árboles (neuronas) entrelazados por una infinidad de lianas (conexiones sinapticas). Y explica (Javier de Felipe, neuroanatomista del instituto del CSIC, en Madrid y coordinador del proyecto español integrado en Blue Brain, Cajal Blue Brain) que con esta información se podría estudiar en el computador el funcionamiento de la corteza cerebral. Entre otras cosas se podría simular la acción de fármacos y cómo se alteran los circuitos en patologías como la enfermedad de Alzheimer.
La visualización tridimensional del cerebro es sólo una parte del problema. “El problema verdaderamente grande es manejar toda esa información visual. Hace falta un enorme poder de computación, y no es casualidad de que sea IBM el patrocinador principal del Blue Brain”, señala Alberto Ferrús, del Instituto Cajal.
“Uno de los grandes objetivos de la neurociencia es decifrar el código neuronal, clave de la conciencia y de cómo los impulsos eléctricos se traducen en pensamientos, en recuerdos, en sensaciones”, apunta Ferrús. Lo que los científicos buscan, en última instancia, es entender la mente y el cerebro humano, qué es lo que nos hace humanos. Para ello hay que conocer antes su estructura y averiguar qué tiene de exclusivo.
Casino, G. (2009, diciembre 19). La carrera por descifrar el mapa del cerebro. La Tercera, pp. 28-29.
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