Pragmatismo
El escepticismo es una posición negativa: niega la posibilidad de conocimiento. Esta doctrina reaparece en forma nueva en el moderno Pragmatismo.
El escepticismo, al negar la posibilidad del conocimiento, niega también la posibilidad de la verdad en el sentido de la concordancia entre el pensamiento y su objeto. Otro tanto hace el pragmatismo; pero no se detiene en esta negación, sino que reemplaza el concepto abandonando por un nuevo concepto de la verdad. Según él, “verdadero” significa útil, valioso, fomentador de la vida. El hombre, dice esta doctrina, no es en primer término un ser teórico sino práctico. Su intelecto está dado en el hombre no para investigar y conocer la verdad, sino para poder orientarse en la realidad. El conocimiento humano recibe su sentido y valor de éste su destino práctico. La verdad consiste en la congruencia de los pensamientos con los fines prácticos. La idea de redondez de la tierra, por ejemplo, es verdadera porque fe útil a la navegación.
Sus representantes son: Peirce y W. James, en Norteamérica; Shiller, en Inglaterra.
En Alemania, Niestzche ha sostenido una doctrina análoga: El valor de un juicio, dice, reside en el hecho de hasta qué punto estimula la vida, conserva la especie. Otros representantes alemanes los encontramos en Vaihinger, y en Simmel, que ha sostenido la “filosofía del dinero”.
Es evidente que no puede confundirse lo “verdadero” con lo “útil”, pues una verdad puede resultar nociva y no por esto deja de ser verdad. En muchas ocasiones, un error, una mentira, pueden ser útiles.
Criticismo
Subjetivismo, relativismo y pragmatismo son, en el fondo, escepticismo. La antítesis de ellos es la dogmatismo. Pero hay una tercera posición, que resolverá la tesis y la antítesis, adoptando una posición intermedia: el criticismo.
El criticismo comparte con el dogmatismo la confianza en el poder de la razón humana. Está convencido en la posibilidad de alcanzar la verdad. Pero mientras esta confianza induce al dogmatismo todas las afirmaciones de la raza humana y a no reconocer límites al poder del conocimiento, el criticismo próximo en esto al escepticismo, une a la confianza en el poder de la razón la desconfianza en que la razón humana pueda lograr conocer cuanto desee. El conocimiento es posible, pero hay que reconocer que, por razones de una natural limitación de nuestras facultades de conocimiento, no podemos pretender alcanzar la verdad en todo: hay ciertas cuestiones, por ejemplo, las relativas a la metafísica en las cuales tendremos que conformarnos con simples hipótesis o teorías. Por esto, el criticismo examina todas las afirmaciones de la razón humana e investiga su valor. Su actitud frente a ellas no es ni dogmática ni escéptica, sino reflexiva y crítica; de aquí su nombre. El criticismo es la única posición justa a este respecto.
Hay brotes de criticismo en la antigüedad en Platón, Aristóteles y en los Estoicos. En los tiempos modernos, en Descartes y en Leibnitz. Pero el verdadero fundador es Manuel Kant (1724-1802), cuya filosofía se llama pura y simplemente “criticismo.”
Bustos, Oscar Ahumada (1954) Cuaderno de lógica. Santiago: Departamento de Publicaciones, Universidad de Chile.
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