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En 1966 se conforman las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), con la venia del Décimo Congreso del Partido Comunista, bajo la dirección de Manuel Marulanda, “Tirofijo”. En dicho Congreso se buscó establecer una continuidad histórica: “La lucha armada ha venido ocurriendo en Colombia, en la forma de guerrillas campesinas, incluso antes que se pudiera decir que existiera una situación revolucionaria en el país”. Dos años antes debutó el Ejercito de Liberación Nacional (ELN) de orientación guevarista. La proliferación guerrillera fue enfrentada en forma decidida por el gobierno, que lanzó grandes ofensivas contra los subversivos causándoles graves reveses.
En 1982, el gobierno del Presidente Belisario Betancurt promovió una apertura política mediante una amnistía. Las FARC realizaron un esfuerzo de reinserción política y crearon un brazo político, la Unión Patriótica (UP). El experimento fracasó pues los militantes de la UP, que incluían a guerrilleros desmovilizados, fueron asesinados en forma masiva. Elementos paramilitares y no identificados (militares y agentes del Estado) dieron cuenta de más de dos mil militantes de la UP.
A lo largo de los 80, el nexo entre guerrilleros y plantadores pasó rápidamente de la marihuana a la cocaína, y más tarde a la amapola. Los cultivadores de la hoja de coca y amapola pagan un impuesto que les permite cosechar, en tanto que los narcotraficantes pagan por la protección de pistas y laboratorios.
Las guerrillas de las FARC y el ELN se multiplicaron con el ataque a líneas de alta tensión, oleoductos e instalaciones policiales y militares. Con casi centenares de frentes abiertos, estos dos grupos controlaban regiones cada vez más extensas y económicamente poderosas en la zona cafetera, el Caribe e incluso las cercanías de Bogotá y Medellín. Todo cambió cuando a medida que el conflicto se proyectó hacia las grandes ciudades. Entonces cundió un sentimiento de inseguridad que, en forma gradual, fue incorporando la vida cotidiana. Llegó a ser tal el deterioro que la población dejó de utilizar las carreteras donde guerrillas y paramilitares solían instalar los llamados retenes. Allí filtraban el tráfico secuestrando a quienes consideraban de algún interés. Con cruel humor negro, las FRAC llamaron a esta actividad “pesca milagrosa”. De tanto en tanto, en estos controles ilícitos daban con un “pez gordo”, por cuya libertad exigían el pago de una alta suma.
En cuanto a las fuerzas de las organizaciones insurgentes es difícil conocer con precisión sus números, pero se estima que las FARC desplegaban entre 16 y 18 mil efectivos. Sus contingentes se distribuyen en 60 frentes. Las Milicias Bolivarianas le sirven como fuerzas de apoyo no armado. El ELN contaría con unos 3.500 efectivos que operan en 25 frentes rurales y en 13 ciudades. La especialidad del ELN es la destrucción de infraestructura, en especial de oleoductos.
Con 17 muertos y más de 50 heridos comenzó, el 9 de Agosto de 2002, el primer día de gobierno del Presidente Álvaro Uribe. La guerrilla, en un acto desafiante, disparó morteros contra la Casa de Nariño, como es llamado el palacio presidencial.
En lo que toca a los principales protagonistas del conflicto, tanto el gobierno como los guerrilleros saben que ningún bando puede obtener una victoria militar definitiva en un futuro previsible. Toda solución vendrá de una mesa de negociación. El ejército dice que busca debilitar a los insurgentes para obligarlos a sentarse a la ansiada mesa. Los guerrilleros dicen que combaten al ejército tras el mismo objetivo.
Sohr, Raúl (2008) El mundo y sus guerras; Segunda edición. Santiago: Random House Mondadori S.A
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