El mismo Egaña dictó las primeras leyes acerca de los indígenas en la nueva República de Chile, en el año 13 del siglo XIX. Son leyes que pudiéramos denominar liberales, ya que orientaban a “liberar a los indígenas de la condición oprobiosa a que los habían sometido la Corona”, como rezaba, más o menos, el preámbulo de la ley. El sistema liberal que ha adoptado Chile no puede permitir que los indígenas, esa porción preciosa de nuestra especie, continúen en tal estado de abatimiento. Por lo tanto, declaro que para lo sucesivo deben ser llamados ciudadanos chilenos y libres como los demás habitantes del Estado.
En 1819 Bernardo O´Higgins dictó un decreto declarando la igualdad de los indígenas con el resto de la población. Los indígenas debían ser llamados “ciudadanos chilenos, y libres como los demás habitantes, del Estado concurriendo por sí mismos a la celebración de toda clase de contratos…”. Dicha igualdad legal tuvo como consecuencia que todas las tierras que les pertenecían fueron compradas, o tan sólo apropiadas, por los fundos y haciendas que los rodeaban.
La frontera se mantuvo en el periodo posterior a la Independencia. Un ejército fronterizo heredero del tiempo colonial pagado por el Real Situado de la Corona y luego por el presupuesto nacional de la República, cruzaba todos los veranos el río Bío-Bío, y se adentrara en el territorio mapuche para quemar sementeras y ranchos, a estas incursiones se les llamaba «campeadas».
A la mitad del siglo XIX se mandó a realizar un censo de población y se estimó que sólo vivían treinta mil personas en toda la Araucanía, territorio comprendido desde el río Bío-Bío hasta Valdivia. A lo largo de este siglo se preocuparon por implementar la ocupación de la región de la Araucanía, en los años cincuenta del diecinueve llegaron los primeros colonos alemanes a Valdivia, Puerto Octay y Puerto Montt. Al poblarse de alemanes la zona austral, la suerte de los mapuches quedó sellada. Se encontraron entre dos fuegos expansivos. Por el norte era la Republica de Chile agrícola y hacendal que requería más tierras de labranza. Por el sur la colonia alemana exitosa, industrial, modelo de lo que debían ser esas tierras maravillosas.
Entre el año 66 y 80 hubo avances y retrocesos, pero en buena medida los mapuches lograron mantener su territorio. Fueron quince años de guerras, destrucción de casas, robo de ganados, incendios de sementeras, por parte del Ejército de Chile. En el año 1866 se dictaron las primeras leyes de ocupación. Cornelio Saavedra, coronel primero y luego general, fue el verdadero pensador y ejecutor del avance del territorio chileno hacia el sur. Las tierras fueron declaradas fiscales para evitar que los aventureros y especuladores se apropiaran de todos los recursos y no dejaran espacio para la inmigración extranjera.
La frontera se mantuvo en el periodo posterior a la Independencia. Un ejército fronterizo heredero del tiempo colonial pagado por el Real Situado de la Corona y luego por el presupuesto nacional de la República, cruzaba todos los veranos el río Bío-Bío, y se adentrara en el territorio mapuche para quemar sementeras y ranchos, a estas incursiones se les llamaba «campeadas».
A la mitad del siglo XIX se mandó a realizar un censo de población y se estimó que sólo vivían treinta mil personas en toda la Araucanía, territorio comprendido desde el río Bío-Bío hasta Valdivia. A lo largo de este siglo se preocuparon por implementar la ocupación de la región de la Araucanía, en los años cincuenta del diecinueve llegaron los primeros colonos alemanes a Valdivia, Puerto Octay y Puerto Montt. Al poblarse de alemanes la zona austral, la suerte de los mapuches quedó sellada. Se encontraron entre dos fuegos expansivos. Por el norte era la Republica de Chile agrícola y hacendal que requería más tierras de labranza. Por el sur la colonia alemana exitosa, industrial, modelo de lo que debían ser esas tierras maravillosas.
Entre el año 66 y 80 hubo avances y retrocesos, pero en buena medida los mapuches lograron mantener su territorio. Fueron quince años de guerras, destrucción de casas, robo de ganados, incendios de sementeras, por parte del Ejército de Chile. En el año 1866 se dictaron las primeras leyes de ocupación. Cornelio Saavedra, coronel primero y luego general, fue el verdadero pensador y ejecutor del avance del territorio chileno hacia el sur. Las tierras fueron declaradas fiscales para evitar que los aventureros y especuladores se apropiaran de todos los recursos y no dejaran espacio para la inmigración extranjera.
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