Sectores populares: subordinación y rebelión
El mundo popular de la época colonial era heterogéneo, en cuanto a origen étnico, libertades, ocupaciones y costumbres. No obstante, lo que los unificaba era vivir en una sociedad que les impelía obedecer el orden impuesto por sus señores, los “españoles”, término que se usó para identificar al individuo de ascendencia hispana, nacido en América o en la península Ibérica.
Chile a diferencia de Perú, no conoció de movimientos populares masivos contra las autoridades y, por lo mismo, se ha dicho que en nuestro país imperó el “peso de la noche”. Esta metáfora se ha usado para una estructura del poder tan bien articulada, que aplastó al mundo popular, dejándolo sin capacidad de reacción. Para ejemplificar esta subordinación, se considera el caso de los inquilinos, que habrán sido el caso perfecto de clase laboriosa, sumisa, disciplinada, atenta a cualquier requerimiento del patrón.
Al contrario, a la vista de la élite, los peones fueron el exponente de la clase peligrosa, por su ánimo de juerga, indisciplina, y espíritu levantisco. Su falta de arraigo (no tener nada que perder) les inclinaba a mostrar mayor insubordinación o rebeldía. Las autoridades buscaron disciplinar a los que tacharon de ociosos y vagabundos. Hacer de esto un delito permitió encarcelarlos y destinarlos a trabajos forzados. Más grave a ojos de la elite fue el comportamiento de los bandidos, que abiertamente violaban la ley y hacían de ello un estilo de vida. Las canciones que los campesinos reproducían, a menudo daban “vuelta el mundo”, dejando a los pobres en posición de ricos y viceversa. Detrás de esto se escondían anhelos de mejorar su condición y expresiones soterradas de rebeldía.
El mundo popular de la época colonial era heterogéneo, en cuanto a origen étnico, libertades, ocupaciones y costumbres. No obstante, lo que los unificaba era vivir en una sociedad que les impelía obedecer el orden impuesto por sus señores, los “españoles”, término que se usó para identificar al individuo de ascendencia hispana, nacido en América o en la península Ibérica.
Chile a diferencia de Perú, no conoció de movimientos populares masivos contra las autoridades y, por lo mismo, se ha dicho que en nuestro país imperó el “peso de la noche”. Esta metáfora se ha usado para una estructura del poder tan bien articulada, que aplastó al mundo popular, dejándolo sin capacidad de reacción. Para ejemplificar esta subordinación, se considera el caso de los inquilinos, que habrán sido el caso perfecto de clase laboriosa, sumisa, disciplinada, atenta a cualquier requerimiento del patrón.
Al contrario, a la vista de la élite, los peones fueron el exponente de la clase peligrosa, por su ánimo de juerga, indisciplina, y espíritu levantisco. Su falta de arraigo (no tener nada que perder) les inclinaba a mostrar mayor insubordinación o rebeldía. Las autoridades buscaron disciplinar a los que tacharon de ociosos y vagabundos. Hacer de esto un delito permitió encarcelarlos y destinarlos a trabajos forzados. Más grave a ojos de la elite fue el comportamiento de los bandidos, que abiertamente violaban la ley y hacían de ello un estilo de vida. Las canciones que los campesinos reproducían, a menudo daban “vuelta el mundo”, dejando a los pobres en posición de ricos y viceversa. Detrás de esto se escondían anhelos de mejorar su condición y expresiones soterradas de rebeldía.
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