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Bienvenidos a mi blog, este es un espacio dedicado a publicar textos fundamentalmente epistemológicos, tratando ser una aproximación amable sobre un tema complejo en el que abundan las retoricas absurdamente crípitcas y barrocas para el entendimiento común de la población general.

sábado, 19 de diciembre de 2009

Del Idealismo alemán al Positivismo

El positivismo es el movimiento intelectual dominante en la segunda mitad del siglo XIX, cuyas raíces pueden perseguirse claramente hasta Kant y a la Ilustración – sobre todo, en su aspecto enciclopedista - , y con menos nitidez, hasta Descartes y Bacon, y cuyas ramificaciones penetran en nuestra centuria y se extiende todavía por ciertos sectores del ámbito filosófico de nuestros días.

La iniciación de Compte coincide con el auge del idealismo alemán. El criticismo de Kant se había convertido fulminantemente, en manos de sus discípulos inmediatos, en un nuevo “dogmatismo” de gran estilo: si idealismo trascendental, que rechazaba la metafísica como ciencia, aunque reconociendo su licitud “como disposición natural”. Mostró su fecundidad precisamente metafísica –gracias, sobre todo, a la puerta abierta por el primado de la razón de Fichte, Schelling y Hegel. Este breve periodo de alta tensión metafísica brota con el esplendor y la fugacidad de una llamarada –esta condición impetuosa es lo único, quizá, que puede legitimar la denominación de “romántica” con la que se suele conocer tal filosofía –en el espacio de unos treinta años se produce su eclosión entera y se inicia su rápida declinación; la largas consecuencias que debía tener para la historia de la filosofía sólo se dejarán sentir mucho más tarde. Como fecha simbólica de esa declinación se puede fijar la de la muerte de Hegel: 1831. Un año antes terminaba de exponer Compte, en su famoso Curso, la idea ya madura de la filosofía positiva. Dominaba entonces en Francia el espiritualismo de Víctor Cuasin, doctrina ecléctica sin nervio ni hondura, que procedía de Maine de Biran y acogía conceptos del idealismo alemán y de la escuela escocesa del common sense. El que una filosofía de tan cortos vuelos pudiese alzarse con la primacía mental es un signo más de la situación de franca decadencia en que se encontraba el impulso metafísico creador que estos años críticos.

Coincidiendo con este proceso trascendente, y en contraste con él, se produce otro ascendente: el de las ciencias de la Naturaleza, que enriquecen su prestigio con nuevas victorias técnicas y ensanchan cada vez más el área de su influjo social e intelectual.

Compte se hace el intérprete brillante de esta doble y contradictoria basculación espiritual, abriendo con ello una nueva etapa del pensamiento filosófico, europeo. Dio a su doctrina el nombre de “filosofía positiva”.

Compte, Augusto. (Sin año) Prologo de Antonio Rodríguez Huéscar. Discurso sobre el espíritu positivo. (Sin lugar de edición): (sin editorial)

PD: Referencia con defecto debido a que la fuente es una fotocopia y no el libro original.

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