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Bienvenidos a mi blog, este es un espacio dedicado a publicar textos fundamentalmente epistemológicos, tratando ser una aproximación amable sobre un tema complejo en el que abundan las retoricas absurdamente crípitcas y barrocas para el entendimiento común de la población general.

miércoles, 3 de febrero de 2010

Epistemología: Psicología corriente

Cada uno de nosotros debe poseer un conocimiento o un dominio de un conjunto bastante sustancial de leyes o enunciados generales que conectan los diversos estados mentales con: 1) otros estados mentales, 2) circunstancias externas y 3) conductas manifiestas.

Si se nos apura podemos encontrar explicaciones de sentido común, para ver qué otros elementos comúnmente quedan inexpresados. Cuando lo hacemos, alegan los defensores de este punto de vista, literalmente dejamos al descubierto cientos y cientos de generalizaciones corrientes referidas a los estados mentales, como las siguientes:

1° Las personas tienden a sentir dolor en lugares del cuerpo donde se han lesionado recientemente.
2° Las personas que no han ingerido líquidos durante algún tiempo tienden a sentir sed.
3° Las personas doloridas tienden a querer aliviar ese dolor.
4° Las personas sedientas tienden a desear líquidos para beber.
5° Las personas enfadadas tienden a mostrarse impacientes.
6° Las personas que experimentan un súbito dolor agudo tienden a lamentarse.
7° Las personas enfadadas tienden a fruncir el entrecejo.
8° Las personas que quieren que P, y creen que Q sería suficiente para producir P, y no tienen necesidades conflictivas o estrategias preferidas, tratarán de producir Q.

Estos lugares comunes tan conocidos, y cientos de otros parecidos en los que se incluyen otros términos mentales, son los que constituyen nuestra comprensión de cómo funcionamos. Estos enunciados generales o leyes rudimentarias respaldan normalmente las explicaciones y predicciones. En su conjunto, constituyen una teoría, una teoría que postula una amplia gama de estados internos cuyas relaciones causales están descriptas por las leyes de la teoría. Todos incorporamos ese marco de referencia (en el regazo materno, cuando aprendemos el lenguaje) y al hacerlo adquirimos la concepción corriente de qué es la inteligencia consciente. A este marco de referencia teórico podemos denominarlo “psicología tradicional” y es el que encarna la sabiduría acumulada de millares de intentos realizados a lo largo de generaciones para comprender como funcionan los seres humanos.

Para ilustrar, brevemente, la función que cumplen estas leyes en las explicaciones corrientes, considérese el siguiente intercambio.

– ¿Por qué Michael se sobresaltó levemente cuando se sentó al llegar a la reunión?
–Porque sintió un súbito dolor agudo.
–Ah, ya veo. ¿Y por qué sintió un dolor?
– Porque se sentó sobre la tachuela que le puse en la silla.

Aquí tenemos dos explicaciones, una a continuación de la otra. Si se nos apura, a la manera de nuestro ejemplo inicial, aparecerán las leyes sexta y octava de la enumeración anterior, a partir de la presunta información básica, y resultarán evidentes dos argumentos deductivos que muestran el mismo modelo de la explicación nomológica-deductiva [ver Epistemología: un modelo de explicación].

Si la psicología corriente es literalmente una teoría –aunque sea muy antigua y profundamente arraigada en el lenguaje y la cultura humanos –entonces los significados de los términos psicológicos efectivamente deben estar establecidos, como lo dice la tesis de este apartado: por medio del conjunto de las leyes psicológicas tradicionales en las que figuran. Esta concepción tiene cierta verosimilitud directa; después de todo, ¿quién dice que comprende el significado del término “dolor” si no tiene ninguna idea de que el dolor es producido por alguna lesión corporal, que a la gente no le gusta o que provoca angustia, sobresaltos, lamentaciones y conductas para evitarlas.

Churchland, Paul. (1999) Materia y conciencia. Barcelona: Gedisa.

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