Bienvenidos

Bienvenidos a mi blog, este es un espacio dedicado a publicar textos fundamentalmente epistemológicos, tratando ser una aproximación amable sobre un tema complejo en el que abundan las retoricas absurdamente crípitcas y barrocas para el entendimiento común de la población general.

miércoles, 26 de enero de 2011

Reseña de Ricardo Capponi sobre los filósofos de la sospecha

El anormal es depreciado porque no es como todos, no corresponde al promedio, escapa a la norma, a la medida, y cuestiona asuntos delicados que las sociedad no está dispuesta revisar porque intuye que corroe sus cimientos.

El racionalismo y el positivismo gestados en la época clásica ahogarán al hombre y lo llevarán a la desesperación en nuestra época contemporánea. Es Kirkegaard su exponente más emotivo. Kirkergaard quiere liberar al hombre de un Dios exigente, racional y opresor. “Lo que me importa es entender el propio sentido y definición de mi ser, ver lo que Dios quiere de mí verdaderamente, lo que debo hacer; es preciso encontrar una verdad; la verdad es para mí hallar la idea por la que yo quiero vivir o morir”. “… y la verdad consiste precisamente en esa hazaña de elegir, con la pasión de la infinitud, lo objetivamente inseguro”.

Nietzche, Marx y Freud también emprenden a su modo la búsqueda de un hombre nuevo. Para el primero será el superhombre que rompe con la moral restrictiva y se realiza en plenitud dando rienda suelta a una naturaleza dionisíaca que lo hará libre. Para Marx es el hombre que logra liberarse de la esclavitud de una sociedad en que las relaciones están mediatizadas por el dinero. Freud desea liberar al hombre de las restricciones impuestas por una sociedad neurótica, narcisista, exigente, castigadora y represiva, trabajando sobre aquella instancia donde se incorporan dichas restricciones; el inconsciente.

Los cuatro aspiran al mismo objetivo: liberar al hombre. La libertad se constituirá en la piedra angular de la evolución cultural de nuestra sociedad contemporánea. Es éste, el momento histórico que vivimos, que nos lleva a plantear la cuestión de la normalidad-anormalidad en estos términos: la anormalidad como una pérdida de la libertad.

Capponi M., Ricardo (2006) Fundamentos de los conceptos de normalidad-anormalidad, Salud-enfermeda. En Psicopatología y semiología psiquiátrica (p.27). Santiago: Editorial Universitaria.

lunes, 24 de enero de 2011

Darwinismo Social

(Fil./Soc.) 1910-1915
Teoría formulada a fines del siglo XIX por el filósofo y sociólogo inglés Herbert Spencer (La estática social, 1815; Principios de sociología, 1876, y Principios de ética, 1893), que establece que el desarrollo humano se ajusta a la teoría de Darwin sobre la selección natural: esto es, la supervivencia del más apto. Esta corriente, que tuvo su auge a principios del siglo XX, establece que los grupos sociales humanos pueden clasificarse según su capacidad diferencial para dominar la naturaleza y al resto de los grupos, y que su progreso depende de la competitividad. En otras palabras, las personas que alcanzan riqueza u poder son consideradas más aptas, mientras que las clases socioeconómicas más humildes son las menos capacitadas. El darwinismo social fue perdiendo crédito a lo largo de la primera mitad del siglo XX, debido a que fue utilizado como base filosófica para el imperialismo, el capitalismo exacerbado y el racismo, que justificaba la superioridad racial en un momento en que el caldo de cultivo social se estaba perfilando para dar nacimiento al nazismo. Entre los años veinte y treinta, gracias a los avances de la antropología, los científicos Franz Boas, Margaret Mead y Ruth Benedict demostraron que la cultura es intrínseca de los seres humanos. En la actualidad, la sociobiología está adaptando la teoría del darwinismo social y explicando el cambio cultural y social en términos evolutivos.

Tello, Neiro y Kreimer, Carlos (2005) Diccionario de Movimientos del siglo XX. Buenos Aires: Longseller.

lunes, 17 de enero de 2011

Cuestionamiento de la objetividad: Aclaración anecdótica

¿Qué objetividad cuestionamos? Cunado estuve en mi primera universidad alcancé a tener una hora de clases con un docente de filosofía quien nos introdujo la asignatura de epistemología, y enfatizo la palabra “alcancé” considerando que nos separaron en dos grupos por el exceso de alumnos así fui a dar de improviso con el profesor que lo secundaba a la mitad de la clase.

No obstante en esa breve introducción se nos interpeló sobre un tema que venía machacando desde hace tiempo en mis años de colegio, el tema de la objetividad, él nos preguntó sobre un típico asunto de discusión y controversia, vale decir la política. Cuántas interpretaciones posibles podían existir acerca del golpe de Estado de 1973 en Chile, evidentemente las respuestas no fueron unánime, en la misma línea nos volvió a preguntar cuantos detenidos desaparecidos existieron en Chile tras la dictadura militar, de inmediato él mismo respondió de forma categórica una cantidad que se consigna en el denominado informe Valech, aquí aseguró, existe precisión (si nos atenemos a los datos y cifras oficiales publicados, claro está ) y sostuvo que no hay dos opiniones si nos ponemos a contar.

Hoy, a cuatro años de esa breve pero interesante exposición puedo responder con mediano entendimiento aquella inquietud. Esta pregunta encierra una trampa, pues la afirmación sobre la cantidad de finados no necesariamente es una afirmación objetiva sino más bien una proposición matemática que surge de la constatación numérica y que en modo alguno reviste objetividad, o por lo menos no la "objetividad con nombre y apellido", que es la objetividad científica, por supuesto es habitual caer en confusiones cuando no definimos el tema de la objetividad desde su marco científico y sostenemos sin más, que se refiere a la certeza en su sentido más corriente.

Cuando, en el mundo de la academia, se habla sobre un cuestionamiento a la objetividad hablamos de la objetividad científica, a saber, aquellos juicios que establece verdades valederas mediante un método empírico que propone conclusiones que son, como mínimo, necesarias y universales desde una serie de premisas particulares, es decir del inductivismo Baconiano. Luego no es lo mismo cuestionar la certeza corriente que la objetividad científica.

lunes, 3 de enero de 2011

La lógica de la clasificación

Clasificar es reunir los diversos objetos del pensamiento, según sus semejanzas y diferencias, en un sistema de grupos o clases, coordinados y subordinados entre sí.

Es la reducción de la pluralidad a la unidad. Se parte de una pluralidad de individuos o especies, y, por una serie de actos sucesivos de eliminación de diferencias, se llega a la unidad, representada en un concepto, género superior.

Nuestra mente postula que todos los objetos son reducibles a un número limitado de entidades o elementos típicos. Cada uno de los cuales se repite esencialmente, idéntico a sí mismo, a través del tiempo y del espacio. Cada individuo tiene una existencia y modalidades propias, inconfundibles con sus demás congéneres, y sin embargo cada uno de esos seres es la repetición de ciertas propiedades y relaciones que permanecen idénticas y que son precisamente las que permiten representarlos en un concepto común y designarlos con un mismo nombre. Cada cosa concreta y cada hecho individual es un ejemplar o espécimen de un tipo ideal susceptible de ser determinado.

1. MECANISMO DE LA CLSIFICACIÓN

El punto de partida es una pluralidad dada de objetos, y el problema consiste en reunir esos objetos, según su semejanza, en grupos que formen un sistema jerárquico y completamente unificados entre sí.

Se comenzará por unir los individuos en grupos de primer grado; en seguida, esos grupos se compararán entre sí y se analizarán para reunirlos, siempre según sus semejanzas, en grupos de segundo grado; del mismo modo se procede después con éstos, y así sucesivamente hasta llegar a un grupo único, clase superior a todas las anteriormente consideradas o constituidas, y que las abarca a todas.

2. DIFERENTES CLASES DE CLASIFICACIÓN

a. Naturaleza de los objetos
i. Reales: Cosas o hechos singulares que existen como unidades en el mundo de la experiencia.
ii.Ideales o de conceptos.
b. Fin
i.Científicas o teóricas: Establecer en los objetos un orden que facilite su estudio, que permita incrementar el conocimiento de sus caracteres reales y de sus leyes.
ii. Prácticas: Facilitar la acción humana en cuanto ésta tiende a realizar un valor distinto del conocimiento puro.
c. Grado de perfección
i. Naturales: Reproducir fielmente el orden mismo de la naturaleza
ii. Artificiales: Los caracteres que considera para construir los grupos no son importantes o son secundarios.

3. PRINCIPIOS DE LA CLASIFICACIÓN NATURAL

a. Principio de las correlaciones orgánicas: ciertos caracteres están ligados de tal modo que la presencia, ausencia o variación de unos influyen en otras. Si uno de ellos está dado, todos los otros también lo están y ninguno de ellos puede ser dado sino con todos los demás.
b. Principio de la subordinación: Existen caracteres dominantes y caracteres subordinados.

Referencias:

Bustos, Oscar Ahumada (1954) Cuaderno de lógica. Santiago: Departamento de Publicaciones, Universidad de Chile.