Reflexión de Henry David Thoreau a propósito de la esclavitud en su país en el s. XIX, quien denuncia los vicios de la masa votante que aún persisten en nuestro siglo.
Toda votación es una especie de juego como las damas o el backgammon, con un leve tinte moral, un jueguito entre lo correcto y lo incorrecto, con incógnitas morales, naturalmente acompañadas por apuestas. El carácter de los votantes no entra en juego. Quizá deposito mi voto, porque lo creo correcto, pero no estoy vitalmente comprometido con que lo correcto prevalezca. Estoy dispuesto a dejarlo en manos de la mayoría. La obligación de mi voto, por lo tanto, nunca excede el plano de la prudencia. Inclusive, votar por lo correcto no equivale a hacer algo por ello. Apenas significa expresar bien débilmente ante los demás el deseo de que lo justo debería prevalecer. Un hombre sabio no dejará lo justo a merced del azar, ni dejará que prevalezca ante el poder de la mayoría. Hay una escaza virtud en la acción de las masas. Cuando la mayoría vote al fin por la abolición de la esclavitud será porque ya le resulta indiferente, o porque ya es tan escaza que no vale la pena mantenerla con el voto. Ellos mismos serán entonces los únicos esclavos. Sólo puede acelerar la abolición de la esclavitud el voto de quien afianza por medio de ese voto su propia libertad.
Thoreau, Henry David y Gandhi, Mahatma (2004). Desobediencia civil y otras propuestas. Buenos Aires: Longseller
Toda votación es una especie de juego como las damas o el backgammon, con un leve tinte moral, un jueguito entre lo correcto y lo incorrecto, con incógnitas morales, naturalmente acompañadas por apuestas. El carácter de los votantes no entra en juego. Quizá deposito mi voto, porque lo creo correcto, pero no estoy vitalmente comprometido con que lo correcto prevalezca. Estoy dispuesto a dejarlo en manos de la mayoría. La obligación de mi voto, por lo tanto, nunca excede el plano de la prudencia. Inclusive, votar por lo correcto no equivale a hacer algo por ello. Apenas significa expresar bien débilmente ante los demás el deseo de que lo justo debería prevalecer. Un hombre sabio no dejará lo justo a merced del azar, ni dejará que prevalezca ante el poder de la mayoría. Hay una escaza virtud en la acción de las masas. Cuando la mayoría vote al fin por la abolición de la esclavitud será porque ya le resulta indiferente, o porque ya es tan escaza que no vale la pena mantenerla con el voto. Ellos mismos serán entonces los únicos esclavos. Sólo puede acelerar la abolición de la esclavitud el voto de quien afianza por medio de ese voto su propia libertad.
Thoreau, Henry David y Gandhi, Mahatma (2004). Desobediencia civil y otras propuestas. Buenos Aires: Longseller
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