Estudia los principios que fundamentan el pensamiento, los elementos lógicos (ideas y conceptos) y las estructuras lógicas simples (los juicios) y complejas (el razonamiento)
Su tarea específica es, en suma, estudiar las condiciones o leyes generales con que debe cumplir el pensamiento, cualquiera que sea la materia u objeto a que se aplique.
A la lógica formal sólo le interesa que, al pensar, se respeten las leyes generales del pensamiento, esas leyes que nunca pueden fallar, si queremos que el pensamiento sea correcto, cualquiera que sea la materia de que nos ocupemos. Lo que le importa esencialmente es que, al pensar, no caigamos en contradicción interna, es decir, que no nos pongamos en pugna con las propias leyes de nuestro pensamiento.
No se preocupa entonces, de averiguar si nuestro pensamiento está o no desacuerdo con la materia a que se refiere. Esto último es tarea de la lógica aplicada. Sólo se preocupa que esté de acuerdo con sus propias leyes, pues todo conocimiento, para que sea legítimo, tiene que estar primeramente conforme con las leyes generales del pensamiento. Por esto la Lógica Formal precede a la Lógica Aplicada, puesto que toda ciencia particular presupone el ejercicio de las operaciones esenciales del pensamiento y de las leyes que las rigen.
Dicho de otra manera la Lógica Formal puede prescindir de la verdad, entendida como la conformidad del juicio con la realidad, pues su función implica lo correcto (forma y estructura del pensamiento) y no lo válido (contenido del pensamiento).
Su tarea específica es, en suma, estudiar las condiciones o leyes generales con que debe cumplir el pensamiento, cualquiera que sea la materia u objeto a que se aplique.
A la lógica formal sólo le interesa que, al pensar, se respeten las leyes generales del pensamiento, esas leyes que nunca pueden fallar, si queremos que el pensamiento sea correcto, cualquiera que sea la materia de que nos ocupemos. Lo que le importa esencialmente es que, al pensar, no caigamos en contradicción interna, es decir, que no nos pongamos en pugna con las propias leyes de nuestro pensamiento.
No se preocupa entonces, de averiguar si nuestro pensamiento está o no desacuerdo con la materia a que se refiere. Esto último es tarea de la lógica aplicada. Sólo se preocupa que esté de acuerdo con sus propias leyes, pues todo conocimiento, para que sea legítimo, tiene que estar primeramente conforme con las leyes generales del pensamiento. Por esto la Lógica Formal precede a la Lógica Aplicada, puesto que toda ciencia particular presupone el ejercicio de las operaciones esenciales del pensamiento y de las leyes que las rigen.
Dicho de otra manera la Lógica Formal puede prescindir de la verdad, entendida como la conformidad del juicio con la realidad, pues su función implica lo correcto (forma y estructura del pensamiento) y no lo válido (contenido del pensamiento).
Referencias
Bustos, Oscar Ahumada (1954) Cuaderno de lógica. Santiago: Departamento de Publicaciones, Universidad de Chile.
Clases de Filosofía de Ciro Schmidt; Colegio San Francisco Javier
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