Uno de los principios de la metodología racional es que, en igualdad de condiciones, debe preferirse la más simple de dos hipótesis rivales. Este principio se conoce como “la navaja de Occam” –por Guillermo de Occam, el filósofo medieval que fue el primero en anunciarlo –y también se puede expresar, del modo siguiente: Para explicar los fenómenos, no se deben multiplicar las entidades más allá de lo necesario.
Churchland, Paul. (1999) Materia y conciencia. Barcelona: Gedisa.
Churchland, Paul. (1999) Materia y conciencia. Barcelona: Gedisa.
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