Movido por motivos similares a los de viejos camaradas de la Escuela de Frankfurt, un grupo de intelectuales marxistas ingleses creó un corriente conocida como la Escuela de Birmingham (por la ciudad donde se funda), pero que alcanzó gran difusión como Escuela de Estudios Culturales. Su mentor más destacado Raymon Williams, planteaba indagar sobre la relación existente entre comunicación, cultura y sociedad. Su pensamiento estuvo influenciado por el intelectual italiano Antonio Gramsci. «La cultura –afirmó Williams en Cultura y Sociedad (1958) –es un proceso global a través del cual las significaciones se construyen socialmente». Este proceso incluye las artes, la literatura y las ideas corrientes de la época, y a él se suman las prácticas cotidianas y la experiencia de los sujetos. Estas prácticas y experiencias, desde luego, son impensables fuera de la cultura de masas, y los medios masivos. Para Williams la cultura no es homogénea, sino que sus prácticas y significaciones pueden contribuir tanto a la reproducción de lo existente como a su impugnación y/o transformación. Una política cultural debería organizarse teniendo en cuenta una topología de formas culturales que él identifica como: lo arcaico, es decir, lo que sobrevive del pasado, pero únicamente como estudio; lo residual, formado en el pasado pero incorporado parcialmente a la cultura como reafirmación o rechazo; y lo emergente, lo nuevo e innovador, pero no solamente como funcional o alternativo.
Tello, Neiro y Kreimer, Carlos (2005) Diccionario de Movimientos del siglo XX. Buenos Aires: Longseller.
Tello, Neiro y Kreimer, Carlos (2005) Diccionario de Movimientos del siglo XX. Buenos Aires: Longseller.
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