Vertiente juvenil eminentemente norteamericana, surgida a inicios de los años noventa bajo el signo del desencanto, el escepticismo y la impotencia social. Este arquetipo fue retratado por el novelista Douglas Coupland (Generación X,1992). Se trata de muchachos y muchachos y muchachas que se niegan a ser rotulados o situados en categorías. En su mayoría son hijos de padres divorciados, y en consecuencia, como víctimas de claras carencias afectivas familiares, priorizan el vínculo interpersonal y son capaces de hacer lo que sea para ser amados. La intimidad sexual está por consiguiente implícita en sus relaciones; ponen mucho énfasis en su individualidad, no tienen prejuicios raciales y desconfían por completo de las instituciones tradicionales. No les importa trabajar para “ganarse el pan”, y ostentan un claro escepticismo hacia el futuro, lo cual a menudo los hace sufrir agudamente y los irrita sobremanera. Creen que no deben sujetarse a ningún limite y con frecuencia se asumen como buscadores espirituales, pero sulen conformarse con la rutinas sobrenaturales. En lo que no tienen dudas es en el acto de adherir incondicionalmente a las nuevas tecnologías electrónicas: son altos consumidores de imaginería virtual, de música experimental y de fantasías exóticas.
Actualmente hay exponentes de la generación X en todos los países del mundo occidental capitalista, en el marco del proceso globalizador imperante.
Tello, Neiro y Kreimer, Carlos (2005) Diccionario de Movimientos del siglo XX. Buenos Aires: Longseller.
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